martes, 8 de julio de 2008

Carmènére Chileno


La uva carménère es exclusiva de este país del Cono Sur, ya que esta cepa europea fue extinguida en el siglo XIX por la filoxera. La cepa carménère se consideraba extinta, hasta que a principios de la década de 1990, enólogos franceses, notoriamente el ampelógrafo Jean-Michel Boursiquot, percibieron que en Chile, esta uva aún se cultivaba inadvertidamente, mezclada con pies de Merlot.
No es la primera vez que en Chile una cepa se confunde con otra. A fines del siglo XIX se introdujo en Chile el Cabernet Sauvignon y en la década de 1970, un grupo de enólogos descubrió que entre las cepas del Cabernet Sauvignon se encontraba mezclada otra cepa de origen francés: el Merlot.

Los esfuerzos de Chile por levantar al Carménère como cepa emblemática están brindado sus frutos no sólo en los valles vitivinícolas nacionales, sino también en Norteamérica, Argentina e Italia, ya sea como vinos íconos, varietales o mezclas.
En Chile, los vinos embotellados todavía son dispares en calidad; pero que se encaminan a la excelencia como algunos de Peumo, Apalta o Maule
Luego del gran dilema del Merlot y el Carménère, el Valle del Maule se propuso levantar la calidad del Carménère, detalle que podría ser circunstancial, sin embargo, la mayoría de los productores creen tanto en esta emblemática cepa que han creado fiestas localistas como La noche del Carménère, que es un evento que podría ser fácilmente internacional, pero que no ha logrado despegar más allá de las fronteras del Valle mismo por falta de experiencia en estrategias comunicacionales extranjeras. Además, cual es la razón de que vinos de otros valles como Apalta o Peumo se estén llevando los créditos y aplausos por sus vinos íconos con Carménère?
El tema del Carménère en la zona de Maule es contradictorio, ya que por ejemplo, Jorge Letelier, enólogo de Viña Segú señala que: “una de las principales debilidades de algunos Carménère de Maule, es la plantación de los viñedos en sectores no aptos para esta cepa, ya que no están logrando expresar su potencial máximo, lo que lamentablemente se expresa en vinos con aromas vegetales (verdes), a pimiento, taninos no maduros y finalmente vinos de bajo nivel que requieren mezcla. Todo esto genera que pierdan tipicidad y sin embargo en etiqueta conservan el nombre de la variedad.
A su vez, señala que en Chile, el Carménère ha encontrado condiciones agro climáticas ideales para la producción de fruta, que sumado a suelos de baja fertilidad, pobres en materia orgánica, poco profundos, altas temperaturas en verano y muy baja pluviometría, bajo % de humedad ambiental; permiten que el Carménère logre el nivel adecuado de madurez, dando lugar a vinos de muy buen nivel.

CARMÉNÈRE EXTRANJERO VS CHILENO
Otro punto a considerar que no debe ser olvidado, es que otros países como Argentina, Estados Unidos, China e Italia están produciendo Carménère y que más allá de bajar el perfil de los mismos, se enaltecen y destacan que están trabajando la cepa perdida de Francia.
Este hecho se pudo palpar hace unas semanas atrás cuando “El Círculo del Vino – AW” de Santiago de Chile realizó la primera cata ciega de Carménère del Mundo, donde se presentaron Carmenero de Viña Ca´del Bosco (Italia), Viniterra Carménère (Argentina) y Colvin Vineyards del Valle de Walla Walla en Washington (Estados Unidos), instancia digna de destacar si consideramos que la mayoría de los productores nacionales desconocían la existencia de estos vinos que pueden llegar a ser competidores directos.
Es más, si estas bodegas logran desarrollar un marketing estratégico de sus vinos en mercados como Inglaterra o Estados Unidos, podrían fácilmente arrebatar o competir con el actual liderazgo del Carménère chileno. Bastaría que un productor Italiano lanzara un Carménère varietal o reserva de calidad para que un consumidor norteamericano dude entre un tradicional vino chileno o uno italiano, no tanto por su calidad, si no más bien por el “branding” y “reconocimiento de marca país”, que lo hace ser más atractivo de consumir por la sensación que dejará de estar en Italia y lo que conlleva eso.
La empresa consultora de marketing vitivinícola Wine NetWorking (AW) señala que: “En otro frente, productores californianos están próximos a lanzar vinos con Carménère por una sencilla razón, Chile ha logrado abrir un nicho de mercado específico para esta cepa que ha seducido a exigentes paladares en todo el mundo, y que gracias a un buen vino, se podría transformar en el próximo boom exportador del vino Chileno, solo si se sigue trabajando la calidad, ya que es el único país en el mundo que podría atender un aumento en las ordenes de compra de Carménère gracias a las más de seis mil hectáreas repartidas de norte a sur (Valle de Elqui, Limari, Aconcagua, Maipo, Maule, Curico, Bio Bio, etc)”
Eduardo Brethauer, periodista de vinos señala: "Que otros países produzcan Carménère es conveniente y no perjudicial para Chile. La cepa es tan poco conocida por los consumidores internacionales y validada por los propios representantes de la industria chilena en términos de calidad que resulta muy beneficioso que productores de Walla Walla, Mendoza o Franconia se interesen en ella. Es como el caso del Malbec. Un argentino podría decir lo siguiente: "si los chilenos o productores de otros países están plantando Malbec como locos, por algo será. También quieren tener la mejor cepa del mundo".
Brethauer va más allá al señalar que: "Nos hemos dedicado a discutir más de los defectos de la Carmenère que de sus virtudes. Incluso un destacado wine writer británico fue aplaudido por los representantes de las viñas chilenas en un seminario después que dijo que la bandera de nuestra vitivinicultura no es una cepa de primera división. Cuesta entender este comportamiento, sobre todo cuando existe ya bastante evidencia científica que prueba justamente todo lo contrario. La Carménère fue una cepa estelar en el Médoc. Y hoy en Chile se reinventa como una cepa de madurez tardía, con bajos niveles de producción y acidez natural, pero con el mayor porcentaje de antocianos entre las variedades bordelesas, taninos muy suaves y redondos. Cuando la uva se cosecha en su momento preciso, sus vinos son complejos y con un alto potencial de guarda gracias a una gran concentración de compuestos como norisoprenoides que les confieren notas frutales, especiadas, florales y herbales".
Consultado sobre el interés de éstos países por producir Carménère, Jorge Letelier, enólogo de Viña Segú en Maule señala que: “Si estos países logran trabajar el Carménère en forma adecuada e instalar la variedad en condiciones optimas, pueden llegar a buenos niveles de calidad, lo que acompañado de una buena promoción, evidentemente que puede afectar la acción emblemática que hemos pretendido lograr con esta variedad. Por ello, es muy discutible utilizar como motivo principal de una campaña algo que fácilmente puede ser arrebatado”
Según Ignacio Conca, enólogo de Viña Terranoble, señala que poseen 22 hectáreas entre Valle del Maule y Valle Colchagua, donde producen cuatro tipos de Carménère, dos varietales, un Reserva y un Gran Reserva. De éstos, tienen un llamado Gran Reserva Carménère, vino que ha sido seleccionado por la Guía de Vinos de Chile 2004 como el mejor Carménère de Chile, y mencionado y rankeado por la revista americana Wine Enthusiast con 90 puntos, uno de los TOP 100 Best Buy del 2005 y uno de los mejores Carménère vendido en USA en la edición de marzo 2006.
Conca señala además que la principal debilidad del Valle del Maule en relación a su promoción es que existen grandes diferencias entre las bodegas, tanto en la gestión como en los recursos, lo que implica gran diversidad de intereses. Bodegas localizadas en un área extremadamente grande, lo que dificulta la organización de verdaderas rutas que se vean atractivas para un conjunto importante de ellas y recomienda que deberían recibir asesoría de Gestión y de Marketing para que las bodegas que no están en la Ruta del Vino puedan, con bajas inversiones, lograr integrarse y obtener beneficios por este camino. Buscar recursos o complementación en el sector público y privado para que estas bodegas puedan comprender las ventajas de participar en un proyecto de este tipo y afrontar los gastos que en una primera instancia significan.
Finalmente, la cepa perdida de Francia, que fue redescubierta en Chile, está logrando destacar con atributos propios, y debe continuar buscando su destino, sin embargo, otros países podrían fácilmente adelantarse a Chile, especialmente si el quinto exportador de vinos del mundo no es más claro y enfático en fortalecer su “imagen país” como lo han hecho Australia, Argentina o Italia. Para eso, falta planificar estratégicamente una campaña inteligente que vaya más allá de los desiertos, glaciares y la nieve.

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