viernes, 15 de octubre de 2010

Clovis Taittinger conversa sobre la proyección del champaña en el mundo

Uno de los aspectos que me hacen amar y respetar tanto a México es su identidad cultural. Es una nación orgullosa, dueña de profundos valores que se expresan a través de su arte, su arquitectura y, por supuesto, de su cocina”, dice en entrevista Clovis Taittinger, heredero y actual director de exportaciones de la afamada bodega de champaña signada con su apellido, ubicada en Reims, en la región francesa de Champagne.

De visita en el país, refiere que cuando se habla de los mejores consumidores de la bebida espumosa fuera de Francia, se remiten siempre a los pueblos donde hay un gusto por la vida.
“En ese sentido, franceses y mexicanos nos identificamos plenamente. Somos pueblos con un carácter latino, tendiente a la fiesta y la celebración.

“Tenemos preferencias por la calidad, por las cosas buenas de la vida. México es un excelente consumidor de champaña y nuestra presencia ha sido muy positiva desde hace 30 años que incursionamos en este mercado”, indica Clovis, quien se unió en 2007 a la empresa.

Precisa que el champaña, y en particular Taittinger, son sinónimo de lujo, pero no para contemplar o mantener en una vitrina, sino para compartir y asociar con grandes momentos de la vida.

“No conozco a un entusiasta de la champaña que adquiera una de nuestras botellas para guardarla o mostrarla desde lejos a sus amigos.

“Es lo que podría llamar ‘un lujo caliente’, hasta cierto punto efímero, pero capaz de brindar y compartir más satisfacciones que las que pudieran sugerir otros artículos”, expresa.

NEGOCIO FAMILIAR

Ubicada en una demarcación de prestigio ancestral en la historia del espumoso francés, la bodega proyectó su jerarquía hasta el siglo XX, bajo el sello Taittinger.

“Antes de la Primera Guerra Mundial, mi bisabuelo fue representante en París de una marca de champaña. Era un gran hombre, sociable, con muchas amistades que gustaban de disfrutar de la buena comida y los vinos.

“Tiempo después, cuando era soldado en el ejército francés, asistió con uno de sus superiores a un castillo rodeado de viñedos, cerca de Epernay, en Champagne. Se enamoró de la propiedad y la compró después de la guerra, convirtiéndose en el origen de Taittinger”, relata Clovis.

François, hermano de su bisabuelo, con 18 años de edad se convirtió en el presidente de la empresa y fue quien la bautizó con el nombre Taittinger en la botella, creando un estilo elegante, delicado, femenino, dice.

Después de la Segunda Guerra Mundial, añade Clovis, Taittinger se convirtió en una de las marcas más lujosas, así como en una de las tres casas más importantes a nivel mundial.
En 2005, la empresa fue vendida, pero Pierre Emmanuel Taittinger, actual director general y padre de Clovis, recuperó la posición de la empresa.

“Seguimos los preceptos de la tradición. Todos mis antepasados aportaron algo para que Taittinger goce del prestigio que posee y coincidieron en que nuestro apellido fuera sinónimo de total calidad, con un sello propio.

“Un cambio favorable en la estructura es el manejo de las relaciones con el equipo de trabajo. Se ha incorporado una nueva generación y hay un trato más abierto. Mantenemos la pasión y la energía y somos felices al compartirlas con nuestros clientes en todo el mundo”.

El directivo agrega, con humor: “Soy Taittinger las 24 horas, me levantó y me duermo con Taittinger. Mi saco, mi camisa, mi corbata, mis calcetines, mis… son para Taittinger”.

LAS BUENAS RELACIONES

Una de las funciones principales de Clovis es dar a conocer la marca y estar en coordinación con los agentes internacionales.

“Se necesita mucho tiempo para llegar a todas las ciudades estratégicas y todas tienen necesidades distintas, por lo que mi trabajo es hacer coincidir nuestra visión con cada uno de nuestros clientes y mantener las buenas relaciones con nuestros productores”, indica.

Si bien Taittinger posee viñedos, cerca del 50% de su abasto de uvas Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier, base de sus distintos champañas, proviene de 300 proveedores.

“Si deseas desarrollo y ser respetado debes conocer todos los aspectos de la cadena. Todo es cuestión de organizar el tiempo y saber delegar con la gente adecuada porque mantener el espíritu de Taittinger no cuestión de ego, es un legado.

“Queremos ser una empresa mucho más poderosa en cuanto a proyectar la imagen de un champaña de calidad superior”, puntualiza Clovis Taittinger.

No hay comentarios: