Un blend tinto creado por el enólogo Marcelo Miras para una ocasión especial: la segunda edición de la Bienal del Fin del Mundo en abril 2009, en Ushuaia, Tierra del Fuego. Post Bienal, quedaron algunas botellas en la Bodega de San Patricio del Chañar. Las descubrimos. Un hallazgo que nos sedujo por su complejidad, sutileza y elegancia. Y por su unicidad, ya que no se puede encontrar ni en restaurantes ni en vinotecas. Hasta la etiqueta, en tonos de grises, es poética, una imagen rara ese barco a la intemperie brumosa.Miras es alguien que sabe ejercer el arte del assemblage, como experimentaron los socios del Club del Buen Beber al probar los cuatro cortes creados por Checa y el enólogo de Bodega de Fin del Mundo: dos cosechas de Cabernet Franc Merlot; Tempranillo Cabernet Sauvignon y Tannat- Petit Verdot.
Este va mas allá del bi-varietalismo, tiene más matices Está compuesto por Malbec (33%) Cabernet Sauvignon (29 %) Merlot (23%) y Cabernet Franc (15 %). Pasó 12 meses en barricas de roble francés y americano.
Como los tintos de esta región patagónica, de gran luminosidad y amplitud térmica, posee un intenso color y un grado alcohólico importante: 14,5 grados, aunque perfectamente integrado a la estructura del vino. Tan integrado como sus suaves taninos, esos leves humos especiados de la crianza en barricas. Crecerá según pasen los años, ya que es un tinto para beber ya o guardar por lo menos cinco años. Puede sorprender. Ama ser acompañado por un gigot grillado con romero o una paletita de cordero patagónico. También con buenos quesos maduros con chutneys, como los sirviera el chef Pablo Buzzo cuando se presento en Buenos Aires, en el espacio Experiencia del Fin del Mundo.
viernes, 21 de enero de 2011
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