Comenzaremos hablando de la variedad con la que se producen los vinos de mayor aceptación y popularidad, la CABERNET SAUVIGNON.
Esta cepa tiene su origen en Burdeos y su nombre comenzó a ser conocido a fines del siglo XVIII, debido a su bajo rendimiento la Cabernet Sauvignon sólo es cultivada donde se pretende obtener vinos de alta calidad.
Sus frutos son muy pequeños y oscuros, de piel gruesa, produce un vino austero, tánico y muy coloreado, que a menudo se mezcla con otras variedades como la Cabernet Franc o la Merlot.
Es de maduración tardía, lo que limita su cultivo a zonas templadas de otoños suaves, en climas cálidos y suelos fértiles, el vino puede resultar confitado y falto de acidez. En climas más frescos puede presentar, en cambio, aromas a hierbas.
Los catadores la identifican por su color rojo sombrío con nota violácea en su primera juventud, derivando al rojo ladrillo con el tiempo.
Su aroma recuerda las grosellas en los vinos jóvenes, y la madera de cedro en los mas evolucionados.
En boca, los más jóvenes son bastante ásperos, a causa de sus taninos bien definidos, y esta variedad se adapta a la perfección a la crianza en barricas de roble, y sus notas amaderadas se expresan en armonía con los aromas frutados de la cepa y la concentración de sus taninos.
miércoles, 18 de agosto de 2010
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