Ribera del Duero (I)
Con la cata de hoy iniciamos el repaso anual a los vinos de la Ribera del Duero, a los que dedicaremos varias semanas de atención. Hoy, sobre la mesa 28 vinos tintos, todos de categoría 'crianza', de las añadas 2004, 2005 y 2006, dato que pone de manifiesto la ralentización del mercado vinícola, ya que la cosecha vigente como 'crianza' –una vez cumplidos los plazos mínimos que marca el reglamento de la DO— sería actualmente la 2007.
El resultado global de la cata puede calificarse como adecuado a las aspiraciones y al nivel de precios de los vinos evaluados (14 vinos calificados como 'buenos', 13 como 'correctos' y solamente uno como 'sin interés'). No hubo, eso sí, ningún vino que llamara especialmente la atención.
En el primer nivel nos encontramos con un nutrido grupo de seis vinos, integrado por Viña Mayor Crianza 2005, de Hijos de Antonio Barceló, un vino que viene a demostrar que una producción elevada no tiene por qué estar reñida con una calidad notable, Convento Oreja Crianza 2006, de Convento de Oreja, una bodega joven, radicada en Peñafiel, que en todos sus vinos ofrece un perfil atractivo, de vinos amables que se dejan beber con facilidad, Recoletas Crianza 2005, de Bodegas y Viñedos Recoletas, un vino que hoy está en su punto óptimo elaborado por otra joven bodega, respaldada por un viñedo propio de 47 Ha. y por la dirección técnica de Pascual Herrera, uno de los más famosos hombres del vino de Castilla y León, Marqués de Velilla Crianza 2005, de Grandes Bodegas, un vino con gran personalidad, un escalón más en la búsqueda de un camino definitivo para los vinos de esta casa, ahora de la mano del prestigioso Gabi Rivero, Zifar Crianza 2006, de Bodegas Zifar, una bodega revitalizada por unos nuevos propietarios que se hicieron con la firma en 2005, que ofrece en este vino un perfil muy atractivo en una añada difícil, como ha sido 2006, y Valdubón Crianza 2006, de Bodegas Valdubón, la rama ribereña del grupo catalán Freixenet, que está ofreciendo regularmente unos vinos muy cuidados y, como éste, particularmente equilibrados, que denotan una elaboración alejada de los extremos.
El segundo nivel, a sólo medio punto de los primeros, quedó integrado por siete vinos, de muy diferentes perfiles y procedencias; desde el Señorío de Nava Crianza 2006, un vino de amplia difusión, muy bien armado, a Peña Roble 2004, un crianza de Resalte que no conocíamos hasta ahora, a Viña Fuentenarro 2006, una pequeña bodega de La Horra, que mantiene el tipo con regularidad, Azuel Crianza 2006, de Muñoz y Mazón, una pequeña bodega de Villatuelda que ha vinculado recientemente su actividad al grupo de Bodegas Riojanas, T D'Anguix Crianza 2004, de Torres de Anguix, firma que mira mucho a los mercados exteriores y que mantiene en todos sus vinos un buen nivel de fiabilidad, Teófilo Reyes Crianza 2006, de Bodegas Reyes, un vino que despertó pasiones en el momento de su lanzamiento y que tras una cierta penumbra parece recuperar el buen tono, Briego Crianza 2006, de Alberto y Benito, una bodega familiar de Fompedraza con una trayectoria de más de 20 años que avalan su consistencia, y Miros de Ribera Crianza 2004, de Bodegas Peñafiel, un ambicioso proyecto, respaldado por una buena calidad de sus vinos, pero al que parece que le está costando despegar comercialmente.
Y poco más hay que añadir: muchos vinos que se mueven en el tono medio de lo 'correcto' (13), que podrían haber mejorado sus calificaciones si hubiesen mostrado un perfil más amable, menos agresivo, que es el reproche que con más frecuencia se les hizo. Afortunadamente para el consumidor esa dureza se verá atenuada cuando se consuman acompañados de una comida contundente.
jueves, 22 de julio de 2010
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